
Una noche delirante que terminó en una frenética tormenta, pero fue una linda tormenta que no impidió en ningún momento, caminar bajo la lluvia. Mi cabello se transformó en una cascada de rulos, mi vestido entallado y empapado no opacó mi elegancia.
No, esa noche no. Deseaba sentirme elegante y feliz. Una felicidad absurda, porque las cosas buenas siempre tienen un apresurado final. Y el vacío podía llegar en cualquier momento, imprevisiblemente.


Llegué a casa, fumé el último cigarrillo de la noche, me acosté mientras el alcohol secaba mis venas. Tan sólo anhelaba permanecer en la levedad porque el mañana se acercaba con sobrepeso. Temerosa de nuevo, no quería despertar.Y llegó la maldita hora del final... ¡Y que coño, esa noche me sentí reina!
1 comentario:
Hola!!! Guapisima vi la direccion de tu blog en un mail que enviaste y sin querer queriendo mientras iva leyendo alguna de las historias de tus viajes me fui enganchando como cuando empiezo a leer buen libro y empiezo a sentirme dentro de la historia, senti como si viajara contigo y compartiese todas tus vivencias y experiencias con esa mezcla de sentimientos y emociones propias de viajes de aventura. Pues nada aunque no he terminado de leer todo, lo poco que he visto me ha encantado y me ha echo sentir feliz de conocerte y compartir contigo algunos momentos de tu vida, espero que sea asi por mucho tiempo y que sientas muchas mas veces mas que eres una Reina!!!
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